Nos estamos acercando peligrosamente a riesgos macroeconómicos debido a la falta de una visión estratégica de nuestro comercio exterior, y que de no reaccionar a tiempo, pronto generará nuevas amenazas que pueden perjudicar no sólo nuestro crecimiento sino algunos de los avances que nos han permitido alcanzar estabilidad, tales como tipo de cambio, balanza de pagos, reserva internacionales, inflación (por productos importados), riesgo país, entre otros.
En países como el nuestro, la apertura comercial desarticulada genera graves desequilibrios de la balanza comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones), por ello los déficit incrementan nuestra vulnerabilidad macroeconómica, repercutiendo en el día a día de las personas. Aperturas comerciales unilaterales, no recíprocas y asimétricas como la nuestra, no solo empeoran la balanza comercial sino que afectan nuestro crecimiento económico en más de 1. 5% de nuestro PBI, promoviendo pobreza y desigualdad.
La “ola” de acuerdos comerciales acelerada a partir del 2007, nos ha llevado de un superávit de US$ 7652 millones en el 2007 a un déficit de US$ 4702 millones, lo cual implica haber cedido US$ 12,354 millones en nuestro comercio.
Por otra parte, algunos economistas, señalan que aunque en países en desarrollo, la apertura comercial como la nuestra pueda inducir a mayores déficit comerciales, estas “propician niveles elevados de inversión extranjera directa (IED)”, lo que compensaría el efecto de tales deficits comerciales. La pregunta evidente es ¿Sucede esto en el Perú?, la respuesta es: NO
Ante lo evidente, se esgrime como único y último argumento: “El Mundo Cambió”, casi como pregonando “La batalla está Perdida” (por el proteccionismo), después de haber tratado de disfrazar cifras, complicándolas, fragmentándolas y hasta maquillándolas, para demostrar lo indemostrable.
Tampoco debemos perder de vista que la IED es, de alguna manera, casi deuda externa, tiene como característica ser de largo plazo. Flujos continuos de IED ingresan a algunos países sin generar mayores beneficios por años, en ocasiones no lo generan nunca, sobre todo cuando han ingresado con exoneraciones y hasta subvenciones de diverso tipo.
Argumentan que esta situación es resultado de la disminución de precios de nuestras materias primas, como si el Perú no importara también materias primas, como el petróleo y algunos derivados, cuyos precios internacionales disminuyeron a la mitad (lo cual por cierto no se trasladó totalmente a los consumidores peruanos para evitar un mayor déficit fiscal). Invito a aquellos comentaristas económicos a que retiren para el análisis de la Balanza Comercial todas las materias primas, exportadas e importadas, y calculen el nuevo resultado, el cual pintaría mucho peor para nuestro País.
En realidad no se trata de no hacer acuerdos comerciales, sino de negociarlos bien. Solo una actitud firme, responsable y patriótica, orientará nuestras negociaciones comerciales a generar valor para el Perú. Que el eufemismo “Intercambio Comercial” se lea como “Balanza”, que los puestos de trabajo se concreten a favor de nuestro País y no sigamos convirtiendo superávit comerciales en déficit como ha estado sucediendo con la mayoría de nuestros Acuerdos Comerciales.
Ing. José Enrique Silva Pellegrin